Su modalidad más extendida se basa en el despliege de coreografías y bailes improvisados en lugares o zonas comerciales con el objetivo de generar una experiencia cercana al consumidor y que transmita ciertos valores asociados a las marcas o empresas implicadas.
Aunque pueda parecer un concepto novedoso, este tipo de estrategias publicitarias viene siendo utilizado en muchos países del todo el mundo aunque su llegada a nuestro país ha aumentado su popularidad, adquiriendo cierta atención mediática por parte de muchos medios debido en gran parte a su peculiaridad y original puesta en escena. Algunos ejemplos de ello lo han sido, la última acción llevada a cabo por la compañía sueca IKEA con sus «bailarines camuflados» o la que recientemente fue desarrollada en varios establecimientos McDonald’s recurriendo al «Beatbox» como gancho principal del espéctaculo.
El «Dance Marketing» puede considerarse como la recreación de una escena musical animada de corta duración. De forma similar a lo que sucede con las estrategias y acciones de street marketing o field marketing donde podríamos englobar esta técnica, el Dance Marketing recurre al encuentro o el contacto con el consumidor para generar una experiencia única y cercana, añadiendo el «factor sorpresa» como ingrediente adicional.
La intensidad de estas acciones en muchas ocasiones puede inducir a la implicación y participación del los consumidores como parte de la propia experiencia, generando un estado de complicidad y anímico emocional positivo que son sin duda, una parte importante del objetivo de este tipo de acciones que también pretende difundir y transmitir determinados valores.
Sin duda una original técnica que convierte el «habitad comercial» en un verdadero escenario generando una experiencia positiva, alegre y divertida para el consumidor.