El País. El despacho de José Antonio Ponce, alcalde de El Borge (Málaga, 1.050 habitantes) por IU, es un pequeño museo del socialismo. Retratos del Che Guevara, medallas de Lenin y libros de Pasionaria, entre otras reliquias, pueblan las estanterías. También hay ediciones facsímiles de la constitución bolivariana de Venezuela y una foto en la que unos indígenas de la cuenca del Paraná, en Paraguay, agradecen a El Borge la donación de unas barcas. La oficina está presidida por una imagen alegórica de la República en un marco dorado. «Mientras yo esté aquí, no pongo el cuadro del Rey ni loco», afirma Ponce, de 49 años asombrosamente bien llevados.
El alcalde ha hecho famosa a su localidad por iniciativas como los bautismos civiles o un referéndum sobre el neoliberalismo, celebrado en 1996 con las cámaras de la BBC como testigos. Su penúltima acción mediática está prevista para el 18 de abril. Ese domingo, el más cercano al 14 de abril, aniversario de la proclamación de la II República, pretende reunir a un millar de músicos en la Plaza de la Constitución para tocar el Himno de Riego. «Lo que buscamos es abrir un debate. Si existiera este debate, la república ganaría por goleada», opina el regidor.
El Borge es un pueblo inequívocamente de izquierdas. En las últimas elecciones municipales, IU obtuvo cinco ediles y el PSOE los cuatro restantes. El PP apenas sacó 15 votos. «No quiero ser un alcalde como los demás. Los alcaldes somos Estado y, además de gestionar el pueblo, debemos realizar iniciativas de carácter ideológico para transformar la sociedad», afirma.
Ponce es el regidor más veterano de IU en la provincia de Málaga. En 1995, tras acceder al cargo, instauró los llamados «domingos rojos», una iniciativa que tomó prestada del Che Guevara y que consistía en cuadrillas de trabajadores voluntarios que se dedicaban a embellecer el pueblo. Más adelante, con motivo de la guerra de Irak, promovió un boicoteo a los productos americanos, aunque en esto no es rígido: su teléfono es un moderno IPhone. También ha llevado al callejero municipal a personajes simbólicos para la izquierda como el Che Guevara, Pasionaria, Miguel Hernández o Rafael Alberti.
Sin embargo, su principal caballo de batalla es la monarquía. «En el pueblo hay una mayoría republicana y eso se vive», asegura. Ponce últimamente fantasea con una consulta sobre la república al modo de las convocadas en municipios catalanes sobre la independencia. «De momento, vamos a ver qué tal sale lo de los músicos», afirma. En su pueblo todavía le culpan del apagón que impidió ver por televisión la boda de los Príncipes de Asturias en mayo de 2004. Él asegura que no tuvo nada que ver.
Ponce es consciente de que todo su discurso no vale de nada si no se acompaña de una gestión. Su principal preocupación es la lista de cuatro folios con los nombres de los parados del pueblo tras la crisis de la construcción. «Hacemos política social. Cuando nace un niño el Ayuntamiento da una paguita de 40 euros a los padres para que compren cosas en las tiendas del pueblo. Pagamos la vacuna de la meningitis, que vale 70 euros y el SAS no cubre, y tenemos instalaciones como guarderías y comedores escolares que no hay en los pueblos vecinos», afirma. Desde luego, se sabe vender.